Hola hola hola (como decía Joaquín Lucky),
Esta tarde noche he terminado los últimos cartuchos que tenía en la nevera y con 4 ingredientes hice unas espinacas con bechamel que te dejan como un rey.
La cocina más sencilla toca hoy en el blog.
Para la receta nada más necesitaremos una bolsa de espinacas frescas, también se pueden usar las congeladas cortadas, aunq las frescas están más ricas y al prepararlas se le puede dar el toque al dente que siempre queda bien.
Otro ingrediente fundamental es el aceite, aunque en realidad habría que echar mantequilla pero prefiero hacerlo más sano y lo sustituyo por grasa vegetal en este caso en forma de aceite de oliva que le da un sabor rico. Para esta receta usaremos algo más de una cucharada. La harina no puede faltar en una bechamel así q echaremos una cucharada, más o menos, ya que no queremos hacer una masa sino una crema.
Y como no, la leche, en mi caso semidesnatada, pero si queréis complementar la receta hipercalórica con mantequilla y leche entera adelante, ya estamos a final de verano y podemos prepararnos para la operación "jersey de cuello vuelto".
Con todo esto, explico la sencilla y rápida preparación:
Cocer las espinacas, en agua con un poco de sal, según ponga en las indicaciones de la bolsa, cocer 10 min, y lo dicho, si lo queréis al dente sacarlo un minuto antes o antes. Escurrir, picar y reservar.
Para la bechamel: mucha gente me dice que es muy difícil hacer bechamel y se la compran ya hecha, veréis que es muy fácil y rápido solo hay que tener paciencia y dar con el punto. Ponemos a calentar el aceite en una sartén grande (podría hacerse en un cazo pero para el caso de la crema de espinacas me gusta más hacerlo en sartén) a fuego medio, añadimos la harina y rehogamos sin que se queme, que no se ponga marrón, bajamos el fuego a suave. Yo creo que el truco de esta salsa está en cocinar bien la harina sin que se queme para que quite el sabor a crudo. Una vez cocinada, incorporar un chorrito de leche, poca, y remover bien, se formarán una grumos grandes que a base de ir echando leche e integrarla bien bien en la masa, esos grumos se irán convirtiendo en salsa uniforme y suave. Por lo que la cantidad de leche se va viendo según se va cocinando. Yo lo remuevo con una varilla y así me ayuda a homogeneizar bien la mezcla. Cuando ya tengamos una salsa (se haya desecho ese grumo y ya parezca una bechamel), dejar que haga chup chup antes de volver a echar más leche en el caso de que aún este muy espeso. El espesor también es al gusto, aunque tener en cuenta que al incorporar las espinacas, si éstas aún tienen algo de agua, aligerarán la crema. Cuando tengamos la bechamel salpimentar y al que le gusté que le eche nuez moscada, y ya podemos incorporar las espinacas. Las integramos bien y ya estaría lista. En esta ocasión yo eche medio quesito porque normalmente las gratino al horno con queso, pero como no tenía queso rallado probé a echar el quesito y me ha gustado mucho el toque que le da.
Os animo a probarlas porque es una cena estupenda que no puede faltar en un menú semanal, a mi niño le han encantado y sólo tiene un añito..
Y como decía aquel,
"Besitos para ellas, un abrazo para ellos. Sigue bien happy happy".
Nos vemos en el próximo, De Restaurante.
Comentarios
Publicar un comentario